MEMORIAS DE UN CORAZÓN ROTO



MEMORIAS DE UN CORAZÓN ROTO

Son las seis de la tarde y recibo una llamada. Estoy regresando a casa después de un fin de semana de voluntario, es un lugar de la sierra en el que mi carisma para motivar a las personas y grupos sociales en hacer siempre lo correcto ha llamado mucho la atención, parece insólito ser yo quien transmita y enseñe eso, me digo a mí mismo para adentro, pero hasta solo unos meses atrás, estaba cien por ciento seguro de ser el indicado. 
He tratado de mantener mi mente ocupada, pero me ha costado mucho y ahora solo deseo llegar a casa, darme una ducha y tumbarme en mi cama para descansar hasta mañana, como todos los días, siempre esperando el día siguiente. 
Los inquietantes pensamientos de inicios y finales me aturden, pero trato de distraerme viendo el paisaje, sonriendo, contando chistes mientras viajamos y conversando de cualquier cosa, el tema es lo de menos.
Contesto la llamada y es ella, dudo en contestar, siento un escalofrío, contemplo el final como quien está cruzando una calle en luz verde y hay un coche a cien kilómetros por hora a solo 3 metros de distancia apunto de atropellarle, no sé lo que experimentarán las personas que han muerto trágicamente así, pero acepto la teoría de que ven toda su vida en resumen, yo nos veo en un resumen.

- Aló? 
- Hola Diego, puedes venir a mi casa?
- Justo ahora estoy regresando, llegare en una hora ¿Qué sucede?
- Puedes venir cuando llegues con tu laptop? Necesito que me pases mi material
- Excelente, qué te parece si luego vamos al karaoke a cantar un rato o lo que tú quieras?
- No, solo quiero mi material
- Solo para eso me llamaste?
- No quiero pelear, es mi material y lo quiero ¿Me lo vas a dar o no?
- Entiendo eso, yo tampoco deseo pelear, podríamos conversar sobre esto?
- No, ya te dije, eres un buen hombre, pero yo necesito más
- Pero si me dijeras qué más, trataría de serlo
- No te das cuenta que no siento nada por ti?
- Porqué ahora?
- Porque tal vez no es que quiero algo más, sino a alguien más. Me vas a dar mi material?
- Yo siempre te traté bien y nunca te recriminé nada
- Ese es el problema, tú nunca te quejas y me haces ver como la loca peleona.
- No es mi intensión, toda la gente te critica, y yo como enamorado creí que no debería ser uno más.
- Pues yo quiero alguien que pueda decirme que no le gusta de mí
- Pero prefiero decirte lo que si me gusta.
- Pues no conoces a las mujeres entonces! Me lo vas a dar o no?
- Es tuyo, pero yo lo hice. Quieres que sea duro, pues lo seré, no te pienso dar nada.
- Déjate de pendejadas, quiero mi material.
- No necesitas hablar así
- Yo hablo como a mi se me da la puta gana
- Lo merezco?
- Seguro vas a llorar, porque solo eso sabes hacer, no pareces hombre.
- Pues lo soy
-Vete a la mierda entonces
- No necesitas insult...... 
Antes de terminar palabra alguna, me cuelga. Y me digo a mí mismo, que hice bien, que ella no merecía que la ayudara y ahora no lo haré más. Además ese material se lo hice yo, porque la quería...Y en ese preciso momento, mi corazón se aliviana, y le da paso al piloto automático que debo decir, tiene una mezcla de complejo de mártir y masoquismo.
Andrea, que está a mi costado, me pregunta si todo está bien y le respondo que sí. Disimulando mis ganas de llorar. Tal vez tenía razón debí decirle en que fallaba, lo que me molestaba, enojarme de vez en cuando, pero nunca lo hice. Siempre creí que quejarme de ella, era fijarme en sus defectos y eso no era ser una buena pareja. Creí que aunque hiciese algo malo, solo debía halagar sus virtudes para reforzarlas y que con el tiempo estas superarían a sus defectos, me equivoqué. Pero aún la quiero y no puedo evitar querer darle ese material, sé que lo necesita.

Llego a casa, tomo mi mochila, meto mi laptop en ella y salgo hacia su casa, para hacer lo que me pide.
Al llegar, me hace pasar a su sala, me dice que saque mi laptop de la forma más fría e insensible posible y solo hago lo que me pide. 
Ella toma mi laptop, introduce una memoria y empieza a buscar su material, si, su material, porque aunque lo haya hecho yo, era de ella, lo hice para ella.
No se demora mas de 5 minutos y al terminar de sacar su memoria, me pide que me retire sin más. Le pido unos minutos para hablar, pero su actitud tan insensible y dura, ha hecho que empiece a lagrimar y al verme así, dice y hace lo que nunca pensé.

- Ya ves, ya te pusiste otra vez a llorar, eres un maricón, ya no te quiero ver, sal de aquí
- Yuliana no me botes así por favor, hay gente fuera.
- No me interesa Diego, sal de aquí o grito.
- Por lo menos puedes esperar que me limpie?

Y sin esperar más, solo abre su puerta y me empuja fuera. Las personas que yacían jugando y conversando en la calle, voltean a mirarme y solo atino a caminar con la cabeza gacha, aprieto los músculos de mi cara para no llorar más, aunque no lo logro, y unos pasos mas adelante, me pongo a correr.

Cómo le explicas a tu corazón que ya no tienes un lugar allí, dónde más desea estar y dónde menos te quieren. Cómo le explicas que esas palabras vienen efectivamente de ella, si no lo quiere aceptar. Cómo le explicas que en verdad está pasando eso y no es solo una mala pesadilla como quisiera.

No puedo llegar así a casa, no quiero que me vean así, me digo a mí mismo mientras disminuyo mis pasos. Así que decido ir a un hotel, alquilo un cuarto y ya dentro, me tiro en la cama, tomo la almohada, presiono mi cara en ella y empiezo a gritar hasta quedarme sin aire, la almohada evita que me escuchen y a la vez recibe cada lágrima como una esponja. No dejo de gritar y llorar, mientras me prometo a mi mismo no volver a callar, a no darle mi corazón a cualquier chica. Porque si hay patanes en esta vida que no merecen las lagrimas de una mujer, también hay mujeres que no merecen las lagrimas de un hombre.

Después de unas horas me despierto, ya es muy tarde, tengo varias llamadas perdidas y mensajes de ella, amigos y de mis familiares, si, al parecer de tanto llorar me quedé dormido. Ella me escribe para decirme que aún me quiere, que ha sido una reacción que no debió darse, que la comprenda, ha tenido uno de sus ataques de ira, como siempre, que no merezco una mujer así y que la disculpe. Por su parte mi familia, esta preocupada, quiere saber a qué hora llegaré. Decido enviar un mensaje para decir que estoy bien, pero que hoy no quiero regresar a casa. Al parecer no fue buena idea, ya que al no ser común eso en mí, se preocupan mucho mas. Antes de responderle a ella, recibo la llamada de un amigo, le respondo

-Aló?
- Pata tengo que decirte algo.
- Qué pasó Paúl?
- Eres un buen hombre pata, pero esa flaca es una (se detiene, sabe que no me gustan las groserías o que hablen mal de ella)
- Una qué?
- Mira pata sé que no te gusta que hablen mal de ella, pero debo contarte algo
- Pues habla, te escucho.
- La vi ayer a tu flaca, estaba con Antonio, estaban en el bar de Calixto (Un bar a las afueras de la ciudad), estaba besándose con en él. Te llame, pero no entraba la llamada.

Me toco el corazón. Si antes estaba triste, ahora estoy peor.

- Estas seguro de lo que dices?
- Si pata, pero hay algo más

Dentro de mí hay algo que me dice que ya no desea escuchar más, que ya basta.

- Esto es importante, pata.
- Pues dime ya.
- Yo ya me había olvidado de eso y como no me contestaste ayer todo el día o bueno, no entró la llamada, ya no te dije nada, pero hace una hora la vi con él, estaban afuera de la cevichería por su casa y estaban peleando, vi que le dio una cachetada y se marchó. Te estuve llamando y otra vez no contestaste.
- Gracias por contármelo.
- Estás bien?
- Si, descuida, gracias.
- Mereces algo mejor pata.
- Te parece si hablamos luego?
- Si pata tranquilo, te entiendo, hablamos y disculpa.
- No te preocupes.
- Cuidate

Cuando leí el mensaje de ella, estuve a punto de responderle, creo que como siempre le hubiese dicho para conversar, ella se disculparía y volveríamos como si nada. Pero después de lo que Paúl me dijo, no puedo evitar sentir odio hacia ella.
Mis lagrimas salen sin control y solo decido ignorarla. Fui capaz de perdonar dos infidelidades, fui capaz de tratarla bien aún así, fui capaz de perdonar sus muchos ataques de ira sin fundamento, sus gritos y desprecios cuando algo le pasaba en el trabajo, fui capaz de verla tomar hasta vomitar y acompañarla cuando estaba enferma, fui capaz de mucho sin quejarme de nada. 

Decido ser fuerte, me pongo de pie y me doy ánimos. Voy a la ducha y me doy un baño, me vuelvo a recostar, contemplo el techo y por un momento mi alma abandona mi cuerpo, entro en un estado de falsa paz, una pausa de mi organismo tratando de descansar, pero dura poco y vuelvo a verla en mis pensamientos, recuerdo lo que pasó hoy, lo que me han contado, lo que pasó y lo que me han contado una y otra vez, y me hecho a llorar otra vez con la almohada ya mojada, hasta que nuevamente me quedo dormido.

Al día siguiente, regreso a casa, solo verme entrar, mi madre me abraza, sin decir palabra alguna, solo me abraza y lo hace con mucha fuerza, no llora, no habla, no me riñe como lo haría en otra ocasión, no me juzga, ni pregunta nada; como presintiendo que ahora debe ser fuerte por mi, debe ser oídos y comprensión, debe ser hombro y no dedo indice. Y me rompo, no puedo aguantar mas y empiezo a llorar, ha llorar con tanta fuerza y melancolía que mi madre solo atiende a decirme

- Tranquilo hijo, tu eres un buen hombre, por algo suceden las cosas

Esas palabras solo me ayudan a soltar más, a llorar con mas apoyo, me siento vacío pero acompañado. 

Noto que ha mi madre le cuesta mucho no llorar, sus ojos están rojos, a ella también le duele, como cuando estaba en su vientre y compartíamos todo

Me siento golpeado, pero con alguien que quiere sanarme aunque no sepa como, y tomo la decisión que debí tomar hace mucho cuando mi madre me la propuso

- Me voy mamá, ahora mismo.- le digo.
- Bien hijo, ahora mismo mando a tu hermana a comprar el pasaje.- Me responde sin objetar.

Una hora después estoy en el bus, viajando de regreso a la ciudad de la que nunca debí salir, me digo a mi mismo. No viajo solo, mi hermana va conmigo, mi madre se queda, tiene otros asuntos pendientes.

Mientras viajo, mis lagrimas continúan, mi hermana a tomado la misma actitud de mi madre, solo me contempla y coge el hombre en señal de apoyo.

Yo asiento con la cabeza pero no aparto mi mirada de la ventana, y empiezo a aceptar que ese es el final. Tuve una relación después de 3 años de soltero, y me rompieron. En ese preciso momento pasa mi vida con ella por mi cabeza, como en un resumen y el título de ese resumen se presenta más claro, AMAR, NO TE ASEGURA SER AMADO, CALLAR MUCHO MENOS.

Me prometo a mi mismo, superar tanto este amor, como este odio, no lo merezco. Decido mantenerme con la convicción de ser un buen hombre, alguien íntegro. Pero a la vez, no volver a callar. Si algo aprendí con esto, es que no quiero ser como ella, pero tampoco deseo ser como el yo de ahora. 

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